Melilla: frontera Sur, pero especialmente frontera Norte

Experiencia del trabajo de campo del equipo Frontera Sur de APDHA en Melilla 31 de Agosto a 3 de septiembre

En esta ocasión y continuando con el trabajo de campo que estamos desarrollando la APDHA en torno a las vulneraciones de derechos en las fronteras,  nos desplazamos a Melilla desde el 31 de agosto hasta el 3 de septiembre.

Allí nos entrevistamos con históricos y activos conocidos defensores de los derechos humanos, como José Palazón de Prodeín y José Alonso de la APDH en la Ciudad Autónoma. También recabamos información relevante aportada por el director de Voluntariado e Intervención Social de Cruz Roja, con la Responsable de ACCEM en Melilla, el representante del Sindicato Unificado de la Policía Nacional, la secretaría de la Asociación Unificada de la Guardia Civil y de manera informal con el director del CETI.

De especial interés fue nuestra reunión con las responsables de la Asociación Harraga, que durante el año y medio que llevan activas y desde su más profunda convicción personal y profesional, están realizando un sinuoso trabajo con los niños que viven en las calles de Melilla junto con la asociación Prodeín. Destacamos la labor de denuncia que realizan estas asociaciones de la vulneración sistemática de los derechos de estos niños por parte de las administraciones públicas, de los diferentes cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. También constatamos el negativo tratamiento en los medios de comunicación, así como las represalias que se producen sobre ellos cuando realizan estas denuncias públicamente. También mantuvimos contactos no planificados, como las de profesionales de Médicos del Mundo relatándonos las tareas que la organización realiza en la ciudad autónoma, que enriquecieron aún más nuestra labor de encuesta.

Comprobamos, al igual que en Ceuta, las dificultades para acceder a espacios significativos para esta labor de investigación, ya que habiendo realizado las gestiones necesarias para acceder al CETI no obtuvimos la autorización pertinente por parte del Ministerio. No obstante, visitamos las inmediaciones con el propósito de realizar observaciones en relación con nuestra investigación. Tuvimos la oportunidad de conocer testimonios de primera mano de aquellos que habían llegado al CETI unos días antes a través de la valla o en patera; así como el periplo que habían pasado desde sus países de origen hasta Melilla; sus sueños; sus anhelos y el tiempo que llevaban esperando el trámite de la documentación… nos ofrecieron numerosos testimonios, entre ellos dos solicitantes de asilo de Yemen.

El equipo con dos refugiados de Yemen

El equipo con dos refugiados de Yemen

CETI y campo golf de fondo. Mujer siria

CETI y campo golf de fondo. Mujer siria

Con la imagen peninsular de que “Ceuta y Melilla van de la mano” (aunque geográficamente no están cerca) incluso en el fenómeno de las fronteras, y con la necesidad de comprobar in situ la situación real, nos aventuramos a conocer la actividad del paso fronterizo del Barrio Chino, la actividad de las porteadoras, la valla y la frontera de Beni Enzar y el cruce fronterizo de Farkhana.

Puesto fronterizo del Barrio Chino

Puesto fronterizo del Barrio Chino

A las 7 de la mañana estábamos en el paso fronterizo del Barrio Chino. La actividad dista ampliamente del escenario que pudimos comprobar en Ceuta pocas semanas antes. A esa hora es cuando se abre la frontera y esperábamos encontrarnos con una actividad frenética como en aquella; pero observamos que, a excepción de la iluminación, nada mostraba actividad o movimiento.

Reconocimos el perímetro primero para volver al puesto fronterizo más tarde. Desde las 7 a.m. hasta las 9 a.m. aproximadamente, observamos que en las inmediaciones del paso fronterizo no existe un polígono industrial como el Tarajal de Ceuta, sino que en las aceras se encuentran aparcados camiones en cuyo interior se encuentran los bultos, que posteriormente descargan en un solar para ser transportados. Del mismo modo, estos bultos son transportados por motocicletas que vuelcan, literalmente en el mismo solar la carga.

Las personas que realizan el transporte de estos bultos, en esta ocasión mayoritariamente hombres, corrían y portaban un monopatín que les ayuda a subir la cuesta hasta llegar al paso fronterizo, pues el Barrio Chino cierra sobre las 12 de la mañana.
Durante la observación de la frontera, unos agentes de la Guardia Civil que vigilaban las inmediaciones desde una rotonda nos pidieron que nos identificásemos tras preguntarnos qué hacíamos y nos sugirieron que nos quedáramos por allí, porque “no podían garantizar nuestra seguridad si pasábamos de donde estaban ellos” y que tuviésemos cuidado, pues “empiezan a beber y ya sabéis cómo se ponen”.

Por contraste, la actitud fue muy diferente en la cita que teníamos con el representante del SUP en Melilla, que nos acompañó amablemente y nos dio todo tipo de facilidades.

Presenciamos cómo un Guardia Civil facilitaba el acceso por un lateral de la alambrada donde esperan para pasar, a una mujer con uno de los bultos, que aparentaba ser mayor de la edad probablemente tenía.

En Beni Enzar también existen porteadoras, cuya organización es totalmente distinta a las de Ceuta ya que todo está mucho más organizado y controlado. Realizan un recorrido desde un solar donde recogen la carga y la transportan por la acera, haciendo fila para pasar, a cualquier hora, pues no cierra. Las porteadoras y porteadores de Beni Enzar transportan mercancías diferentes a aquéllos que trabajan en el paso fronterizo del Barrio Chino.

Porteadores con monopatín

Porteadores con monopatín

Para comprobar si existe un circuito de mercancía al igual que en Ceuta, visitamos Nador. Sin duda, el contraste es llamativo, ya que en esta zona parece que la mercancía se distribuye con mayor fluidez y no encontramos los inmensos mercadillos que acostumbramos a ver en Castillejos, al otro lado de la frontera de Ceuta.

Otra de las cuestiones relevantes a destacar, es la alta porosidad del paso fronterizo, una gestión laxa y espacios que invitan al tránsito. Nos sorprendió, al igual que las viviendas, que los balcones caen justamente sobre la estructura del paso fronterizo.
Nos deja pensativas esta imagen. Parece que las fronteras de Ceuta y Melilla tienen algunas diferencias. Sin embargo, poseen elementos comunes: la opacidad y la vulneración de los derechos humanos.

Una vez visitada Nador, y a la vuelta en la frontera de Melilla, verificamos que efectivamente existe una oficina de asilo. Atónitas comprobamos que no existía ninguna indicación o cartel, por lo que al traspasar todo el espacio que ocupan las distintas oficinas y controles de la frontera, preguntamos directamente en una ventanilla donde se situaba un policía nacional. El agente nos respondió afirmativamente que ese era el lugar, preguntándonos a la vez, incrédulo, si la solicitud de asilo era para nosotras.

Blanca Gonoechea, Cristina Fuentes, Ana Rosado, Cristina Serván

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